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Somos Vilber (III) | Una vida más fácil para Begoña

Begoña nos atiende al teléfono con entusiasmo desde Jerez de la Frontera, provincia de Cádiz. Estaba esperando nuestra llamada para compartir su experiencia con la silla salvaescaleras que le instalamos desde Vilber en su domicilio de dos plantas. La historia comienza por una cuestión de salud y una serie de problemas de corazón que  llevaron a Begoña a pasar por el quirófano y a replantearse convertir su hogar en un espacio más accesible. Después de tomar la decisión, en el inicio de nuestra charla, nuestra clienta lo resume todo en dos palabras: “Estoy encantada”.

 

La jovialidad de Begoña trasciende más allá del auricular del teléfono, es una mujer muy alegre y creativa. Esto es algo que se palpa claramente en las imágenes de su hogar ,donde llaman mucho la atención los adornos. Nos confiesa que tiene una extensa colección de belenes y que, muchos de ellos, son hechos por ella misma reciclando materiales. “Utilizo telas y muchas cosas para hacer los belenes. He llegado a hacer uno con piñas y otro con tetrabriks”, nos cuenta.

Silla salvaescaleras instalada en cádiz

“NO SABÍA CÓMO IBA A SUBIR LAS ESCALERAS DESPUÉS DE LA OPERACIÓN”

Esta gaditana vio como su vida se alteró después de que le diagnosticaran problemas de corazón y le confirmaran que tenía que pasar por el quirófano. “Los médicos me dijeron que tenía que operarme a corazón abierto, y yo me pregunté cómo iba a ser mi día a día y cómo iba a poder subir las escaleras de mi casa”. El domicilio de Begoña tiene dos plantas y, en la de arriba, se encuentran el baño y su dormitorio, así como una ventana desde la que suele tender la ropa los días claros.

Con esta distribución se hace imprescindible subir las escaleras varias veces cada día y este en esfuerzo que, para Begoña, no es sencillo. “Podría subir las escaleras ahora que estoy mejor, pero todavía me ahogo cuando hago esfuerzos y, cuando estaba recién operada, directamente no podía hacerlo”. La decisión de instalar una solución para salvar las escaleras llegó uno de los días que volvía del hospital con la noticia de su operación. “Lo tuve claro, tengo que subir a la planta de arriba para ducharme, para dormir, para todo. Por eso puse la silla”.

 

Y es que en este caso, la idea perfecta fue una silla salvaescaleras, una solución que se podía adaptar a los peldaños de su salón sin ocupar demasiado espacio. “Es lo mejor que he hecho, he ganado en calidad de vida”, afirma Begoña, quien asegura que ha hecho esta inversión también pensando en el futuro. “Ahora me encuentro mejor del corazón, pero cuando sea más mayor también necesitaré ir arriba y no podré hacer el esfuerzo de subir las escaleras tantas veces”, nos explica.

silla salvaescaleras en cadiz

“ME HA CAMBIADO LA VIDA”

Begoña nos cuenta, sin perder la sonrisa, que en el momento en el que decide instalar en su casa una silla salvaescaleras acude a Internet para buscar alguna empresa que pudiera ayudarle. Después de algunas llamadas y de valorar varias opciones, se decide por Vilber y su motivo es muy sencillo, la atención del equipo y el interés por aportarle una solución de accesibilidad: “Llamé a varias empresas, pero fue Vilber la que mostró un interés que no sentí en las demás”.

Ella recuerda el día en el que Carlos, uno de los miembros del equipo de Vilber, se acercó a su casa para tomar todas las medidas necesarias para la instalación de la silla salvaescaleras. Después de esto, en menos de quince días, tenía su silla instalada y lista para utilizar en una sola mañana. Begoña valoró mucho la comodidad que supuso la rápida instalación, pero también el trato que recibió cuando una pieza de su silla necesitó ser reparada. “Un día la silla se me giró y no podía colocarla en su sitio. Estaba recién operada y era muy importante para mi que la silla estuviera bien, pero llamé y al día siguiente a las diez de la mañana vinieron a mi casa para reparar la pieza”.

El resto del tiempo, Begoña nos dice que su silla ha funcionado correctamente y ha cumplido con sus expectativas. “Me ha cambiado la vida, es una maravilla. Cuanto tengo que subir ropa para que se seque arriba la pongo en un baño grande y me subo en la silla. La silla sube hasta cuando le pongo peso y es muy fácil llegar arriba”, nos explica Begoña haciendo alusión a un original baño con lunares que, según afirma, tiene muchos años.

Entre la conversación, aprovechamos para preguntarle cómo valora la seguridad y cómo se siente utilizando la silla para trasladarse de arriba abajo. Begoña insiste en que “es un sistema segurísimo”. Nos señala que ya sabe que mientras la silla está en movimiento tiene que mantenerse muy quieta pulsando el botón que la acciona, pues el mecanismo de seguridad se activa si detecta que el usuario deja de pulsarlo y la silla se para de inmediato. También le llama la atención el mecanismo que lanza una señal sonora cuando se sucede algún corte en el suministro de la luz.

Terminamos la conversación agradeciendo a Begoña su tiempo y haber elegido Vilber para instalar una silla salvaescaleras. Y por su parte, ella nos agradece la atención recibida y nos asegura que ya está recomendando y animando a todo el mundo que tome la decisión de convertir su hogar en un sitio más accesible.